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Discurso: Principales Prioridades de Salud Pulmonar para 2017: Tabaco y contaminación del aire

noviembre 4, 2016
Discurso: Principales Prioridades de Salud Pulmonar para 2017: Tabaco y contaminación del aire. 16ª Conferencia Regional de La Unión América Latina, 4 de Noviembre de 2016.

Excelencias, estimados delegados, socios, colegas y amigos…

Les agradezco que me hayan brindado de nuevo la oportunidad de dirigirme a esta conferencia y de compartir con ustedes algunas ideas acerca de las principales prioridades de salud pulmonar para el año 2017, fuera de la TB.

Voy a concentrarme en dos prioridades esenciales para la salud pública, tanto en la región de América Latina como en el mundo entero, es decir en los temas del control del tabaquismo y de la contaminación del aire. Como ya lo he indicado, acabo de regresar de la 47ª Conferencia Mundial sobre Salud Pulmonar, que se celebró en Liverpool la semana pasada y ha sido la Conferencia Mundial más exitosa en términos de notificaciones de ciencia novedosa y ha albergado debates críticamente importantes en los ámbitos del control del tabaquismo y de la contaminación del aire.

Como bien lo saben ustedes, el control del tabaquismo lleva más de diez años siendo uno de los temas centrales de la labor de La Unión. Me enorgullece poder decirles que en estos diez años, La Unión ha construido el nivel de pericia necesario que nos ha convertido en un líder mundial en este campo. Para llegar a este nivel, nos hemos basado en la larga historia de trabajo científico que tiene La Unión en cuanto a TB.

Nuestro liderazgo histórico en el campo de la tuberculosis nos permitió recibir rápidamente la confianza de gobiernos y de otras instituciones, y trabajar con eficacia como asociados y asesores. Por ejemplo, los expertos de La Unión son miembros de equipos especiales de nivel mundial o nacional encargados de proteger a las poblaciones contra los efectos dañinos del tabaco.

Conforme a la misión de La Unión de facilitar soluciones de salud para los pobres, y como socios de la Iniciativa Bloomberg para la Reducción del Consumo de Tabaco, nuestra prioridad es brindar asistencia a países de ingresos bajos y medianos, ayudándoles a establecer y mantener las estructuras necesarias para las políticas de control del tabaquismo.

Asimismo, les estamos ayudando a blindarse contra las interferencias de la industria del tabaco en la elaboración de las políticas de salud pública. También trabajamos en el otro extremo del espectro… asociándonos con organizaciones comunitarias para concientizar acerca de los riesgos que conlleva el consumo de tabaco y el hecho de fumar.

Es crítica esa concientización, en especial a escala de los hogares, en los que la presencia de un fumador puede hacer peligrar la salud de una familia entera, incluyendo la de mujeres y niños que se encuentran sometidos al humo ajeno. Tenemos mucho de qué sentirnos orgullosos cuando vemos los logros conseguidos por La Unión en el control del tabaquismo, y al emprender el segundo decenio de nuestra labor en este campo, vamos a aumentar nuestra capacidad e incrementar aún más nuestro impacto.

Además del control del tabaquismo, otro factor esencial de la salud pulmonar es la contaminación del aire, cuya importancia como tema de salud pulmonar no puede sino ir aumentando ya que a escala mundial cada vez hay más gente que abandona el campo y vive en ciudades congestionadas… a medida que los países de ingresos bajos construyen sus bases industriales… y millones de personas se van enriquediendo y acceden a medios de transporte motorizados.

La Unión ya tiene oficinas en países que se enfrentan a graves problemas de contaminación, tales como México, la India, China y Perú. Al acercarnos al 2017, y reconociendo este problema, estamos incrementando nuestra capacidad de luchar contra las repercusiones en la salud pública de la contaminación del aire. Estos son los dos ámbitos prioritarios para La Unión y para mí como Director Ejecutivo.

Por ello me alegra tener la oportunidad de hablarles hoy de lo que estamos previendo. … Ya lo saben ustedes, ahora estamos todos trabajando en el contexto de un nuevo programa para el desarrollo plasmado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, programa destinado a eliminar la pobreza y a luchar contra las desigualdades de aquí al 2030.

El humo sigue siendo la principal causa evitable de muerte prematura a escala mundial, puesto que mata a más de seis millones de personas cada año… de las que dos terceras partes viven en países de ingresos bajos y medianos. El Objetivo 3 incluye el reducir en una tercera parte la mortalidad por enfermedades no transmisibles para 2030, así como fortalecer la aplicación del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT). Las enfermedades no transmisibles están aumentando rápidamente, y el consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo para dichas enfermedades. El tabaco es también un factor de riesgo para la tuberculosis… incluso entre personas que no son fumadoras.

De hecho, se han presentado nuevos datos científicos en la Conferencia Mundial la semana pasada, que demuestran que los niños que viven en hogares donde adultos fuman tabaco tienen más probabilidades de contraer la TB que los niños que viven en hogares libres de humo. Todo esto lleva a que el programa de salud pulmonar, el programa sobre las enfermedades no transmisibles y el programa de control del tabaquismo estén estrechamente vinculados y sean interdependientes.

Por ello es imprescindible que La Unión trabaje de manera holística, con socios presentes en el espectro completo de esos tres ámbitos, a fin de tener el mayor impacto posible, y más sostenible, sobre la tuberculosis y la salud pulmonar. Se necesitan enfoques nuevos y más colaborativos – porque si los países mantienen los rumbos actuales, es imposible que todos logren cumplir con el objetivo relativo a las enfermedades no transmisibles.

La Conferencia Mundial y nuestra Conferencia Regional esta semana ocurren en un momento crucial para el control del tabaquismo. Apenas dentro de tres días, la India va a ser anfitriona de la reunión de la COP7, con más de 180 países revisando juntos los progresos en la implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco y del Protocolo para la Eliminación del Comercio Ilícito de Productos de Tabaco. El CMCT sigue siendo el único tratado internacional vinculante en materia de salud, que obliga a los gobiernos a poner en práctica políticas para reducir el consumo de tabaco y a protegerse contra la injerencia de la industria tabacalera en el proceso de elaboración de políticas.

Desde la ratificación del CMCT, los países han progresado en materia de implementación, y muchos países de ingresos bajos y medianos dependen fuertemente del apoyo de donantes para lograrlo. Sin embargo, la implementación suele ser más lenta a la hora de adoptar y poner en práctica ciertas políticas, en especial acerca de la reforma de la fiscalidad sobre el tabaco y de la prevención del cabildeo y la injerencia de la industria tabacalera.

De hecho, la fiscalidad sobre el tabaco es el elemento menos implementado de todas las medidas de control del tabaquismo, a pesar de que se sepa que se trata de la manera más potente de reducir el consumo de tabaco a nivel de la población, y que es fundamental para proveer un flujo de ingresos estable para sufragar los costes de las actividades de control del tabaquismo. ¿Por qué? Primero, por culpa de la insuficiente coordinación entre las partes interesadas del gobierno que necesitan actuar mancomunadamente, incluso los funcionarios de las agencias encargadas de salud, de comercio y de finanzas. Y en segundo lugar, por culpa de la injerencia agresiva de la industria tabacalera, cuyo cabildeo se opone directamente a la fiscalidad.

Los países de ingresos bajos y medianos se encuentran particularmente vulnerables frente a la influencia e injerencia de la industria tabacalera, de la que sabemos que está luchando con más fuerzas que nunca para mantener la adicción de la población a sus productos y hacer que la próxima generación de usuarios caiga en la trampa. Hemos de hacer todo lo que está a nuestro alcance para que no lo consigan.

Después de haber trabajado en más de cincuenta países en los últimos diez años, ha quedado cada vez más claro que La Unión debe hacer mucho más, no solo para ayudar a que los países establezcan programas eficaces de control del tabaco, sino para garantizar la sostenibilidad de dichos programas.

Por eso me enorgullezco de informarles de que en la Conferencia Mundial de Liverpool la semana pasada La Unión lanzó el ISCT – Índice de Sostenibilidad de Control de Tabaco. El ISCT es una nueva herramienta potente, que los países pueden utilizar para garantizar que sus programas de control del tabaco sean sostenibles.

Para lograr la sostenibilidad de los programas, los países de ingresos bajos y medianos habrán de ser capaces de adoptar y apoyar sistemas de salud pública firmes, hasta mucho después de que hayan concluido las primeras fases de implementación que cuentan con el apoyo financiero de donantes y con un apoyo técnico. La sostenibilidad va mucho más allá de la financiación.

El ISCT permite hacer un seguimiento de un conjunto de 31 indicadores, que tienen todos una influencia crítica en la posibilidad de que los países tengan recursos financieros adecuados, políticas públicas, infraestructuras, programas de capacitación y actividades de recogida de pruebas, todos necesarios para sustentar sus programas de control del tabaco. Cuanto más indicadores se cumplan en un país, más probabilidades tiene dicho país de tener un programa sostenible de control del tabaco. El ISCT es la primerísima herramienta de este tipo.

La Unión ya ha realizado la labor de utilizar este índice para valorar la sostenibilidad de los programas de control del tabaco en 24 países, y la semana pasada en Liverpool pudimos presentar también los resultados de ese trabajo. Pero lo que hemos descubierto es que los progresos logrados en materia de control de tabaco en los últimos diez años son en realidad bastante frágiles.

De los 24 países, solo 2, Tailandia e Irán, tienen programas de control de tabaco clasificados entre los “sostenibles” gracias al índice, mientras que 12 países, como China, Japón, Indonesia, Turquía, Pakistán, México y otros, tienen programas que hoy día parecen insostenibles. El ISCT es una herramienta imprescindible y espero que todos ustedes lo descarguen, lean el informe que lo acompaña y difundan la información para que otros sepan también que el índice existe y está listo y disponible para evaluar la sostenibilidad de los programas en todos los países del planeta.

También quiero compartir con ustedes aspectos relevantes del trabajo que La Unión lleva a cabo aquí en la región de América Latina, donde apoyamos a los gobiernos en áreas en que los países sufren fuertes atrasos de implementación y donde las políticas se ven amenazadas por la industria tabacalera.

En Brasil, hemos brindado un apoyo al gobierno para la creación del primer observatorio del mundo de la industria tabacalera, inaugurado en abril de este año. Trabajando en estrecha colaboración con la Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, la función del observatorio será no solo monitorear las injerencias y otras tácticas de la industria tabacalera, sino utilizar dicho monitoreo para anticipar las próximas acciones de la industria.

En México, La Unión está apoyando a nivel nacional una mejora de la ley sobre control de tabaco con miras a incluir una prohibición del humo en zonas públicas designadas. Tal y como existen hoy día, las jurisdicciones regionales mexicanas tienen competencia para las leyes anti tabaco, incluso en lo relativo a los entornos libres de humo, lo que significa que la calidad de los programas de control del tabaco y su implementación son muy dispares a nivel nacional. Una mejora de la ley nacional llevaría a armonizar las legislaciones de los estados y a potenciar su capacidad de garantizar entornos libres de humo.

Es vital la nueva ley nacional, ya que la industria tabacalera está actuando intensamente para debilitar las leyes a favor de entornos cien por ciento libres de humo, en los estados en que se han adoptado dichas leyes. La industria efectúa un cabildeo activo en contra de esas leyes, aún en lugares donde estas gozan de un amplio apoyo popular.

De no tomarse acciones decisivas, la industria podría acabar siendo exitosa, con lo que la salud pública mexicana retrocedería muchos años atrás. En Nuevo León, por ejemplo, se están emprendiendo maniobras, apoyadas por la industria tabacalera, para restablecer las zonas públicas previstas para fumadores, actualmente prohibidas.

Una reciente encuesta telefónica financiada por La Unión ha mostrado que la mayoría de los habitantes de Nuevo León están a favor de los entornos cien por ciento libres de humo. En los meses de junio y julio de este año hemos brindado nuestro apoyo a una campaña de promoción de los entornos cien por ciento libres de humo, trasmitida por televisión, radio y los medios sociales, así como con afiches en los medios de transporte públicos.

Estamos asimismo apoyando la implementación del empaquetado genérico en varios países, como Uruguay. He celebrado un encuentro recientemente con el Presidente Tabaré Vázquez, paladín del control del tabaco, para debatir de las nuevas formas como La Unión podría apoyar los programas de control del tabaco en ese país.

Nosotros también estamos apoyando la política de empaquetado plano en Chile y esperamos que sea aprobada por el Congreso el año proximo. La Unión viene suministrando asistencia técnica a Chile desde hace varios años, y la nueva política de empaquetado genérico se sustenta en su fuerte ley nacional de control del tabaco.

En Perú tenemos un trabajo en curso para aportar una asistencia técnica para la elaboración de una prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco. Estamos suministrando apoyo técnico a la región entera, y ayudando a capacitar en control del tabaco, mediante seminarios organizados sobre la implementación del artículo 5.3 del Convenio Marco para el Control del Tabaco relativo a la adopción de políticas de salud pública para el control del tabaco. A través de esos seminarios, hemos capacitado a partes interesadas de instancias gubernamentales o de la sociedad civil en Colombia, Chile, Perú, Uruguay, México y Brasil.

También hemos emprendido una nueva labor en el ámbito de la investigación operativa. Mediante una colaboración con MSF y con la OMS, El Centro para la Investigación Operativa de La Unión forma a investigadores, enseñando competencias básicas y proporcionando tutorías adecuadas para que les estudiantes lleven a cabo investigaciones originales y luego publiquen sus resultados de investigación en revistas científicas con sistema de revisión por pares.

Lo que hace única esta formación, es que para graduarse es obligatorio haber publicado una investigación novedosa y original. Ahora estamos en discusiones con el Centro de Investigación sobre el Cáncer en el Reino Unido para crear un nuevo curso basado en este modelo, que se centraría en la fiscalidad del tabaco y en el comercio ilícito. El curso ya se ha estructurado y se empezarán a aceptar investigadores de toda América Latina de aquí a finales de año.

A través de nuestra labor en toda América Latina y en el resto del mundo, estamos teniendo un impacto considerable en el control del tabaco. Me gustaría compartir con ustedes ciertos datos estadísticos recientes. Gracias a los esfuerzos de todos ustedes, 3 300 millones de personas de 35 países viven en entornos protegidos por leyes anti humo. Los productos del tabaco están prohibidos en 28 países que albergan un conjunto de 28 000 millones de personas.

25 países, en que viven 29 000 millones de personas, obligan a fijar advertencias de salud en los paquetes de cigarrillos. Hemos brindado un apoyo a trece países para que adopten una mayor fiscalidad del tabaco. Y hemos apoyado a tres países, que albergan un conjunto de 203 millones de personas, para que rechacen las injerencias de la industria tabacalera a la hora de adoptar políticas de salud pública.

Nuestros esfuerzos de control del tabaco van a incidir en millones de vidas para mucho tiempo. La aplicación de las políticas de máximo nivel posible MPOWER que han adoptado los países hace unos años, precisamente entre 2007 y 2010, evitará por ejemplo casi 7,5 millones de muertes debidas al humo de aquí al 2050. Muchos de los aquí presentes han estado en primera línea de esta lucha, contribuyendo a este logro.

Por ello, les doy las gracias.

Otro ámbito crítico de la salud pulmonar en el que estamos expandiendo nuestros esfuerzos es el de la salud ambiental y de la contaminación del aire. Esta año hemos inaugurado une nueva División de la Salud Ambiental, acogida por nuestra afiliada Vital Strategies, y dirigida por dos líderes reconocidos en materia de salud pública … Dan Kass y Tom Matte.

Dan ha sido anteriormente Comisario adjunto de salud ambiental de la ciudad de Nueva York… y TOM es un epidemiólogo y médico con experiencia en salud ambiental, experto en impacto de la calidad del aire y del clima en la salud, en especial para poblaciones urbanas.

La contaminación del aire es uno de los factores clave de las enfermedades pulmonares, y será perjudicial para un número creciente de personas a medida que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico fomenten el aumento de consumo y la demanda energética.

De no cambiar las tendencias, la mayor parte de esa demanda energética se cumplirá quemando carbón y otros combustibles fósiles. Al mismo tiempo, el crecimiento del transporte motorizado y la rápida urbanización hacen que haya cada vez más poblaciones viviendo cerca de las fuentes principales de la contaminación del aire.

A su vez, casi 3 000 millones de personas del mundo siguen viviendo en hogares en que se queman combustibles fósiles para cocinar y calentarse, a menudo dentro de casas mal ventiladas. Esto crea una exposición masiva a una contaminación del aire en interiores, lo que provoca casi 3 millones de muertes por año, especialmente entre los más pobres.

La combustión de combustibles fósiles por los hogares es también una causa mayor de contaminación del aire exterior, como lo era en las ciudades ricas como Londres o Nueva York un siglo atrás. En realidad, una cuarta parte o más de las formas más peligrosas de la contaminación del aire en regiones de África y Asia vienen de las emisiones de los hogares en los que se queman combustibles sólidos.

Existe hoy en día una bibliografía científica creciente que apunta a vínculos entre la contaminación del aire y una serie de enfermedades pulmonares a lo largo de la vida de una persona, incluyendo al asma, infecciones de las vías respiratorias bajas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón y hasta alteraciones del crecimiento pulmonar en niños. Y existen pruebas cada vez más numerosas que sugieren que la contaminación del aire en los hogares aumenta el riesgo de tuberculosis.

Así como los que nos ocupamos de control del tabaco sabemos que el humo causa una amplia gama de otras enfermedades que no son pulmonares, la contaminación del aire también está vinculada con las cardiopatías, ataques de apoplejía, peso insuficiente al nacer e incluso ralentización del desarrollo cognitivo en niños. Si se suman los impactos de las múltiples fuentes de contaminación del aire, y la amplia gama de enfermedades de salud pulmonar u otras provocadas por la exposición a dicha contaminación, se entiende que la contaminación del aire sea el principal riesgo de salud ambiental al que está confrontada la población mundial.

En el 2015, la exposición a una contaminación del aire interior y exterior causó 6,5 millones de muertes, de las que la mitad aproximadamente era debida a enfermedades pulmonares. La gran mayoría de esas muertes tuvieron lugar en Asia y en África, y la OMS estima que un 92 por ciento – sí, un 92 por ciento – de la población mundial vive en lugares donde la contaminación del aire exterior supera la norma de aire limpio que ha establecido la OMS. Y sin embargo sigue habiendo demasiado poca capacidad para proteger la salud pública contra los impactos de la contaminación del aire, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos.

Por ejemplo hablamos de carencia de normativas y de políticas capaces de reducir la contaminación del aire y de proteger las poblaciones contra la exposición a dicha contaminación, y de la ausencia de recursos necesarios para vigilar y obligar a aplicar las políticas y normativas cuando existen. La magnitud del desafío ha llevado a que ciertas personas concluyan que la contaminación del aire es sencillamente el precio a pagar por el desarrollo. Sin embargo, existen soluciones que pueden ponerse en práctica para proteger a las poblaciones, en especial las que viven en países de ingresos bajos y medianos.

Primero, en el 2014 la OMS publicó nuevas directrices para la disminución de la exposición a la contaminación causada por los fuegos de cocina y de calefacción en los hogares, que incluye una norma relativa a las emisiones de los fogones de cocina, un mayor acceso a combustibles modernos en función de las circunstancias de las comunidades locales, y una implementación comunitaria de dichas soluciones. En segundo lugar, este año la Agencia Internacional de la Energía ha publicado un informe de gran calado sobre energía y contaminación del aire, en el que se esboza un programa para el uso de tecnologías disponibles actualmente para acelerar la reducción de la contaminación del aire en los próximos decenios.

Este programa incluye la fijación de objetivos ambiciosos basados en la salud, la transición a combustibles y tecnologías más limpios, y el aceleramiento de la aplicación de tecnologías limpias y novedosas apenas estén disponibles. Las ventajas del programa serán los millones de muertes por contaminación del aire que se podrán evitar. En tercer lugar, también se va implementando el programa político de reducción de las emisiones de carbono, de las emisiones derivadas de la combustión del carbón y de otros contaminantes—incluidos los compromisos de la COP21 sobre el clima.

La aplicación de muchas de estas medidas será llevada a cabo por comunidades que están fuera de la salud pública. No obstante, la comunidad de la salud pública puede desempeñar un papel crítico para posicionar la salud en el centro del programa ambiental mundial, estableciendo metas basadas en la salud, abogando a favor de acciones más agresivas y cerciorándose de que las poblaciones más vulnerables a los daños provocados por la contaminación del aire estén protegidas. Así pues, al acercarse el año 2017, estamos potenciado la capacidad de La Unión de desempeñar un papel protagonista en este ámbito, de conformidad con los objetivos estratégicos de nuestra organización.

Nuestro equipo viene explorando nuevas áreas en que podamos tener un impacto medible sobre la contaminación del aire que pueda mejorar la salud pulmonar.

Por ejemplo, estamos explorando las posibilidades de fortalecer los compromisos políticos de salud pública de controlar la contaminación del aire, establecer metas de limpieza del aire, garantizar que los recursos para mitigar el cambio climático se apliquen a favor de ventajas máximas en la salud, y utilizar la investigación operativa para evaluar los programas de aire limpio. También estamos pensando en potenciar el papel de los expertos en salud pulmonar dentro de la labor de abogacía de la sociedad civil a favor de la limpieza del aire.

Nuestro equipo de salud ambiental ha establecido un nuevo grupo de trabajo sobre contaminación del aire y salud pulmonar, dentro de la unidad Salud pulmonar del adulto y del niño de La Unión. Con este grupo de trabajo, se trabajará para que el tema de la contaminación del aire cobre mayor importancia en el programa político y científico de la Unión.

Una especial prioridad en materia de abogacía y de labor programática es la ampliación del acceso a combustibles limpios para cocinar y a fogones limpios. Tres mil millones de personas en el mundo están expuestas hoy día a la contaminación en los hogares causada por la combustión de combustibles sólidos. Esto significa que, de conformidad con nuestra misión, mejorar el acceso a combustibles limpios para la cocina y la calefacción puede llegar a ser una solución transformativa para la salud de muchos de los pobres del planeta. La inversión global necesaria para lograr este objetivo y evitar millones de muertes cada año se podría conseguir, por un coste inferior al uno por ciento de la inversión global necesaria estimada para cumplir todos los objetivos de desarrollo sostenible relativos a la eficiencia energética y a la energía renovable. ….

Al acercarnos al año 2017, estamos un año más cerca del centenario de La Unión. Si miramos hacia el siglo pasado y vemos lo que hemos logrado, tenemos mucho de qué enorgullecernos. Animada por las pruebas derivadas de la exploración científica, La Unión ha creado las pautas y modelos internacionales que han mejorado la salud pulmonar y salvado la vida de millones de personas.

Al echar la mirada al siglo que nos espera, vemos pruebas de que nuevos retos están apareciendo, que van a impactar en la salud pulmonar de nuevas maneras. Espero con interés trabajar con todos ustedes para enfrentarnos a estos retos y dotar a La Unión de lo necesario para que siga aportando su contribución a la salud pulmonar durante otro siglo más.

Gracias.

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