Hemos alcanzado ese momento del año es que la mayoría de los líderes y directores de proyecto se paran a evaluar el progreso que han hecho para alcanzar las metas de su organización. ¡Qué mejor momento para concluir mis reflexiones sobre la medida, y el coste, de obtener resultados!
El mes pasado abordé los desafíos a los que nos enfrentamos cuando, desde el principio, los recursos parecen ser inadecuados para hacer frente a nuestros objetivos. Así que, para terminar el año con una nota optimista, prometo compartir con vosotros tres formas de actuar cuando un objetivo parece financieramente inalcanzable. Éstas son:
Colaboración: A veces olvidamos lo obvio: no estamos solos. Cuando un problema parece ser demasiado grande para que tu organización lo resuelva por sí sola, busca más allá de sus muros. ¿Existe alguna otra organización que pueda colaborar con vosotros?
En el control de la tuberculosis, por ejemplo, muchos de nosotros han encontrado valiosos aliados y recursos en grupos especializados contra la lepra. Como nosotros, estos grupos son expertos en identificar y localizar pacientes, así como en desarrollar una infraestructura para tratarlos. Su experiencia se equipara a la nuestra.
Muchas organizaciones contra la lepra se enfrentan a un final de ciclo: han concluido con éxito su misión; la enfermedad ha sido erradicada en el área en que trabajan. Pero en lugar de dispersarse, muchos de estos grupos han empezado a desarrollar programas contra la tuberculosis utilizando los mismos sistemas que desarrollaron para la lepra.
Ésta es una apuesta segura para aquellos de nosotros que pueden beneficiarse de su incorporación a nuestra cruzada. Echa un vistazo a aquellos socios potenciales que podrían existir en tu misma comunidad.
Claridad financiera: A un negocio podría no interesarle ofrecer un servicio a un precio de cuatro dólares cuando tiene un coste mínimo de cinco. Sin embargo, las organizaciones sin ánimo de lucro lo hacen todo el tiempo.
Muy a menudo, tenemos miedo incluso de asustar a un accionista o patrocinador al revelarle el costo real del programa que están apoyando. En efecto, prometemos que costará cuatro dólares cuando sabemos que en realidad serán cinco.
Cuando nos dejamos llevar por el coste del servicio más que por su calidad, nos posicionamos a nosotros mismos para el fracaso. No te dé miedo insistir en los recursos financieros necesarios para implantar un programa. Si el donante dona diez mil dólares para que proporciones un servicio que sabes costará quince mil, es hora de tener una charla con él y alcanzar un acuerdo.
Redirigir: Si te faltan fondos para un proyecto, examina cuidadosamente el resto de tu presupuesto. ¿Puedes redirigir dinero de otros proyectos y seguir siendo coherente con tu misión? Aunque algunos de nosotros tengan sobrepeso en sus presupuestos, el resto debemos mantenernos físicamente ágiles y flexibles. A veces debemos hacer la difícil elección de sacrificar prioridades de segundo nivel por otras más urgentes.
Finalmente, si de verdad te faltan fondos para un proyecto, hazte a ti mismo esta difícil pregunta: ¿Has contrastado su viabilidad económica? Quizá la urgencia de esta actividad no es tan grande como previste. Cuando en un negocio se determina que no existe demanda de un determinado producto, ese producto desaparece. Incluso en nuestro gremio, a veces es el mercado el que decide.
Mientras que para muchos de nosotros se aproxima la temporada de vacaciones, me gustaría expresaros mis más sinceros deseos, y los de todo el equipo del IMDP, de que paséis unas felices vacaciones y un próspero Año Nuevo.