Blog

Ensayos sobre la gestión y el liderazgo

Lidera influenciando

julio 11, 2022
¿Has pensado si el liderazgo no es acaso una cualidad con la que todos nacemos?

Si se pusieran en fila todos los libros que se han escrito en el mundo sobre el liderazgo, probablemente éstos darían la vuelta al mundo. Sin embargo, una de las mejores definiciones de la palabra liderazgo que yo he oído nunca apenas ocupa más de una pulgada de página o de pantalla.

El liderazgo es influencia.

Influir en otros (e influir en su comportamiento, de paso) es la esencia del liderazgo. Es una habilidad que todos debemos aprender y dominar.

¿Te han dado estas palabras una razón para pararte a reflexionar? ¿Has pensado si el liderazgo no es acaso una cualidad con la que todos nacemos?

Sin profundizar en ese debate, mi dilatada experiencia me ha convencido de lo siguiente: rasgos de personalidad aparte, influenciar de manera efectiva implica un buen número de habilidades que pueden ser fácilmente aprendidas, practicadas y aprendidas. Y, ya que influenciar es un elemento esencial del liderazgo, se entiende que tú puedes aprender a ser un líder capaz de influir.

Un primer e importante paso para conseguir esto es comprender que no es nuestro objetivo influir a las personas o a sus actitudes. Son los comportamientos y sus consecuencias lo que necesitamos cambiar.

Todo ello lo sabes muy bien gracias a tu experiencia profesional. Lo más probable, incluso, es que ya estés en proceso de cambiar comportamientos (los de los pacientes que tu organización trata o protege de la tuberculosis, del consumo de tabaco, del SIDA o de la malaria).

No es muy diferente con los otros numerosos beneficiarios a los que necesitamos influir: empleados, patrocinadores, legisladores o socios.

Igual que no basta con aconsejar a un paciente de tuberculosis que siga su tratamiento, tampoco basta con decirle a un empleado que sea más agradable con los pacientes. Eso permitiría al empleado poner en práctica su propio concepto de amabilidad, el cual podría ser muy diferente del tuyo o del de la organización. Recuerdo a un gerente que ordenó una vez a un miembro de su equipo limpiar su área de trabajo; cuando al mes siguiente hizo falta un determinado documento para hacer un informe, el empleado explicó que lo había tirado a la basura, tal y como había “ordenado” el encargado.

Prueba a enumerar algunos comportamientos concretos que se deban modificar y, de paso, guía a tu gente a la hora de llevarlos a cabo: sonreír con más frecuencia, iniciar una pequeña charla, hacer las preguntas apropiadas y hablar con un tono que transmita confianza. Quizá, además de simplemente enumerarlos, necesites también modelar aquellos comportamientos que conlleven amabilidad.

Pero, con toda probabilidad, ni siquiera eso será suficiente. La gente, incluso los empleados, aprende y retiene mejor cuando una orden viene acompañada de un relato. Seguro que tienes tus anécdotas acerca de pacientes que abandonaron un tratamiento de tuberculosis porque el empleado sanitario era hosco y poco comprensivo, o el empleado que echó a perder un proyecto porque rellenó mal la documentación. Apoya tus presentaciones y órdenes de forma gráfica y te será muchísimo más fácil lograr la influencia que buscas ejercer.

De manera que, si queremos cambiar algo del modo en que nuestra organización trabaja, primero debemos identificar los comportamientos concretos (individuales o de grupo) a modificar. Sólo entonces podremos desarrollar estrategias para obtener los resultados deseados.

El mes próximo compartiré con vosotros algunas reflexiones acerca de la influencia y de cómo aprender y aplicar nuestra capacidad para influir eficientemente. Hasta entonces, intenta observarte a ti mismo en la tarea de influir a otros. ¿Cómo puedes mejorar tus habilidades en esta área tan importante?

Últimos Artículos